Jardín vertical en Trafalgar Sq.Descubrir una ciudad como Londres en apenas unas líneas es casi un imposible.
Las mejores cualidades de la ciudad las resumiría diciendo que no parece una ciudad que aglutine a casi 8.000.000 de habitantes, unos 14.000.000 si consideramos el área metropolitana.
Es una ciudad vivible y agradable, comparada con otras grandes metrópolis europeas. No hay grandes avenidas, quizás con la excepción de The Mall, que tampoco es que sea nada exagerado, se ve el final ahí mismo,... pero sí nos recuerda entornos que relacionaríamos con una capital de estado. Tampoco hay grandísimos edificios que te hagan atraer la mirada (vale, el Museo de Ciencias Naturales es muy grande, pero me pareció un horror, aunque a todo el mundo le entusiasma, a mí me recuerda el estilo factory del Lloyd Wright de los primeros tiempos, pero sin su ingenio).
Hay muchas zonas tranquilas, los ciudadanos respetan escrupulosamente la distancia física, el metro parece una casita de muñecas, la sensación de seguridad es encomiable y el horario es estupendo. Además, comí muy bien. A esto, siendo española, le uniría lo que en otros países es habitual, pero no así en España: el gusto por el silencio. Los londoners se quejan del exceso de ruido. Como le comenté a nuestro amable chófer del día de llegada, un bilbaíno encantador y quejoso del barullo: tú no te acuerdas ya del ruido español jajajajajaja.
La sensación es de 'estar en casa', y como dice mi amiga Esperanza, con la que he comentado largamente el viaje porque ella ha sido londoner, es una ciudad para vivir más que para ver. En especial si, como es mi caso, te conviertes en vecina accidental/eventual del mejor borough, Sth Kensington & Chelsea, donde se percibe un nivel de vida altíiiiiiiiiiisimo, al que cualquiera nos apuntaríamos.......
Las dimensiones micro, sin embargo, se rompen cuando hablamos de los espacios verdes urbanos más clásicos, que son una reproducción a pequeña escala de la campiña de los alrededores. Para aquellos que conozcan Galicia, el paisaje visto desde la M-11 recuerda al que podemos ver yendo por la autopista desde Santiago a Coruña, pero con bastante menos arboleda. Y los parques son así: grandes extensiones verdes con caminos, ardillas, patos, cisnes y un lago artificial. Mucho carril bici, a veces también carril caballo.
Quedé con Montse, una entrañable amiga internetera, en Marble Arch, que está en uno de los extremos de Hyde Park, y nos fuimos de recorrido. Fue una experiencia muy agradable, porque hacía un día maravilloso, y la estampa era tal cual la de una película: gente tumbada al sol, niños jugando al fútbol, al cricket,...grupos montando a caballo, amables ciudadanos haciendo la ruta del colesterol (;), hay cosas que son iguales en todo el mundo occidental jajaja). Recorrimos todo, y volvimos por Park Lane, que, sin duda, es uno de los paseos más chulos que he visto en un parque público.
La parte menos llamativa fue a nivel jardineril, en el sentido de que los parterres eran muy al uso de los de cualquier parque urbano, y muy poco ingleses.
No obstante, en la rosaleda pudimos ver el único ejemplo de jardinería de concepto 100% inglés. Aunque la zona está claramente diseñada para tener su punto de máxima explosión cuando florecen las rosas, y el momento clave había pasado, al menos sí se puede percibir que es un jardín de perennes por el que los británicos son reconocidos.
Entre los rosales crecían una gran variedad de plantas: heucheras, sedums de muchos tipos, liliums (algunos ciertamente raros), stachys, salvias de hoja verde y de hoja roja, pelargonium, geranium, hostas, hemerocallis, papaver (preciosas!!!), crinum (con capullos, pero aún sin abrir), phlox, delphinium etc..
Algo también interesante desde la mano jardinera, ha sido observar la diferencia de crecimiento que existe entre mi zona y la londinense. Por poner un ejemplo, cultivo un pelargoniun precioso, A Happy Thought, que tengo que podar varias veces a lo largo de la temporada, porque se me sale, alcanza sin problemas los 70-80 cm de altura. Los Happy Thoughts londinenses estaban en varios parques, formando parterres, bien acolchados y cuidados, pero, pobriños, algo raquíticos, de apenas un palmo y medio, y eso, sin duda, es por la diferencia climática. Es un pelargonium maravilloso...... También he notado muchísimo lo que para mí es escasez de arboleda. Esperanza me dice que Hyde Park está pelado jajaja,...bueno, sí, desde nuestra perspectiva galaica, está no pelado, sino muy pelado. Pero, es normal, no hay arboleda, no es necesaria, no hay sol del que resguardarse, y, desde luego, predomina el gusto por la pradera sobre el gusto por el arbolado, y eso, sin duda, tiene su origen en el paisaje natural de los alrededores. Es lógico.
Y es tanta la influencia del paisaje natural propio, que, no por casualidad, Esperanza y yo, coincidimos en que St James es el parque más bonito de Londres. Claro, es el más frondoso, y es este estilo de vegetación al que está acostumbrada nuestra retina:
Incluso el lago de St James es como más natural. En general, en estos parques urbanos no hay plantaciones en el agua. Esperas ver ponds con sus plantitas acuáticas, y ves ponds de hormigón con patos y cisnes, pero sin plantitas, ni una triste espadaña, cala o nenúfar. La isleta central en St James disimula esto, es más frondosa. Además, es curiosísima la parada de metro, que está en el edificio oficial del London Underground.
Para mí Regent's Park fue una decepción. Quizás estaba cansada, quizás influyó que iba con expectativas altas, pero me chafó sobremanera el ver los rosales del Queen's Mary Rose Garden cultivados al estilo francés. Esto unido a que lo primero que te encuentras son unos rosales de Austin (en concreto, Molineux) podados fatalmente (mutilados) y cargados de hongos varios, hizo que me sentara en un banco a la espera de mis acompañantes. Sinceramente, ese tipo de cultivo se hace mejor en Francia.
Eso sí, hay unos setos de tejo de gran longitud, que fue lo que más me agradó del parque, con grandes extensiones de pradera y el correspondiente lago.
Encantador y precioso es mi barrio (jajaja), Kensington. Corresponde con la época de mayor esplendor británico, la Era Victoriana, y se nota que había un cierto interés por mostrar el poderío. Se ha convertido en una zona exclusiva, donde está todo el cuerpo diplomático mundial destinado en Londres, en realidad es pasear por medio mundo, de embajada en embajada.
Las casas son las típicas de Arriba y Abajo. El primer día, de camino a Victoria, pasamos por Eaton Sq., que está muy cerca de la Embajada de España, el Consulado y el Instituto Cervantes,... y recordé la serie. Hay muchos Place en la zona, pero Eaton Place, donde se desarrollaba la serie, no existe.
Creo que el Borough de Kensington & Chelsea debería obligar a los propietarios de las casas, primero, a mantenerlas bien pintadas (había alguna, que vaya-vaya), y segundo, a tener las susodichas jardineras con plantitas adornando las fachadas. Las casas que las tenían (por lo general, algunos hoteles, como el caso de la foto, o pubs, muy pocas particulares) marcaban la diferencia. Si alguien puede vivir ahí, puede permitirse eso, no entiendo como no les agrada tener las casas más monas por fuera.
En el barrio tenemos jardín, Kensington Gardens, con su correspondiente palacio, donde vivió la Reina Victoria, aunque turísticamente se conoce como la casa de Lady Di. Cuando estábamos llegando, 'aterrizó' a todo gas un grupo de recorrido turístico en bici, y las explicaciones del guía fueron ilustrativas. El jardín del palacio es tan encantador como el barrio, aunque ahora mismo está siendo remodelado y solo se puede visitar una parte. Es un híbrido entre un jardín renacentista italiano y unas plantaciones al estilo inglés.
El palacio también es encantador, un edificio precioso en un entorno merecido, y a mí me emocionó especialmente ver los objetos cotidianos de la vida victoriana, así como algunos cuadros concretos. Me chocó la escasa dimensión de las habitaciones de palacio, no por nada, sino porque hay una anécdota de la misma Victoria, publicada en varias de sus biografías, donde se queja del frío que pasaba en ese palacio. Pues no me quiero imaginar si hubiera vivido en Versalles o en el Palacio Real..........eso sí es complicado de calentar jajajajaja.
Me senté en la sala de baile, en la que unas sombras chinescas vestidas estilo Imperio bailan reflejándose en el techo al son de un minué (ya digo, todo encantador).... y me puse a calcular sus dimensiones, porque me parecía imposible que se pudieran celebrar ahí bailes de toda la corte. Me di cuenta de que, sin ser grande, no era tan pequeña, pero está dentro del gusto ingles el subdimensionar espacios. Y lo consiguen con la distribución y los elementos decorativos. Para entendernos, hacen justo lo contrario de lo que podemos esperar de Rafael Moneo, el gran especialista en abrir espacios. Sería imposible que Moneo fuera inglés.
Pero sí lo es Norman Foster, y personalmente, me ha entusiasmado su cúpula en el Museo Británico. Creo que es lo más bonito, junto con Kensington, que he visto desde el punto de vista arquitectónico.
Kensington está justo al lado de Notting Hill, un barrio de casitas con ambiente mediterráneo, que fue el lugar de asentamiento de italianos y españoles. Merece la pena darse un paseo, aunque sea corto, por la zona, que queda cerca desde el palacio. Es, en lo que pude ver, casi la única parte de Londres que conserva algo de comercio minorista peculiar. Por desgracia, la globalización nos está sacando carácter a todos. En el tema de tiendas, a mí me duele mucho ver como las tiendas de toda la vida se van cerrando, cediendo su lugar a cadenas estandarizadas.
En la City esperaba algo más emblemático del poderío de la cultura capitalista. Por supuesto, no me sorprendió el que no haya zonas verdes, eso sí es capitalista jajaja. Y hay cuatro edificios contados, con cierto estilo. Muy interesante el mini-aeropuerto, por el que pasamos el día de llegada, un sitio exclusivo para que los altos ejecutivos aterricen sin las visicitudes de los pobres mortales.
El último día, por culpa de una competición de gente a patín, dimos un exhaustivo recorrido por la City, de casi dos horas (tremendo, hubo un momento en el que pensé que Londres nos había abducido y no llegaríamos al aeropuerto). Los edificios setenteros están tan mal como los edificios setenteros de todas las ciudades europeas. Lamentable época. Creo que París ha cumplido mejor en el aspecto de la arquitectura moderna, y no volveré a decir que Madrid necesitaría más elementos que marquen la era de la Revolución Tecnológica, porque, sin duda, con todo y lo que es la City desde el punto de vista económico a nivel mundial, arquitectónicamente deja bastante que desear.
Por cierto, Esperanza, imagino que leerás esto: que sepas que para mí es un alivio que la Abadía de Westminster te parezca fea..., es complicadísimo ser la única en mostrar opiniones contrarias a la mayoría turística jajaja.
De vuelta a la realidad, recibí mi primer empujón nada más aterrizar, en la zona de tickets del parking del aeropuerto de Santiago, donde una compatriota se encargó de recordarme que, habiendo espacio de sobra alrededor, no hay nada más estupendo que jugar a los coches de choque con la única persona que tienes cerca :)))))))). Sinceramente, si estuviera una temporada larga en Londres, me costaría trabajo retomar ciertas costumbres españolas, y es esto lo mejor que da la ciudad: el estilo de vida.